Es sabido por la comunidad científica la peligrosidad y toxicidad añadida de este elemento químico, así como sus riesgos sanitarios y medioambientales.
Aún así, aquellos que aún mantengan este "histórico instrumento de medida" en sus casas, podrán seguir usándolo para medir la fiebre siempre y cuando se seguin las siguientes recomendaciones:
- Evite el contacto directo con el mercurio, que puede entrar por pequeñas heridas en la piel y provocar reacciones alérgicas o irritaciones.
- No lo inhale, pues puede causar trastornos respiratorios. Ventile bien la habitación donde se haya roto el termómetro.
- Si lo rompe, trate de recoger las bolitas de mercurio con un papel o una cinta adhesiva. No utilice aspirador ni productos de limpieza, ni lo eche por el desagüe. Métalo en un recipiente y llévelo a un punto de recogida de residuos especiales.
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